El Ácido Acetilsalicálico inhibe de forma irreversible la agregación plaquetaria. Este efecto en las plaquetas se debe a la acetilación de la ciclooxigenasa, que inhibe de forma irreversible la sántesis del tromboxano A2 (una prostaglandina que favorece la agregación plaquetaria y la vasoconstricción) en las plaquetas. Este efecto es permanente y suele durar toda la vida de una plaqueta (aproximadamente 8 dáas).

Paradójicamente, el ácido acetilsalicálico también inhibe la sántesis de la prostaciclina (una prostaglandina que inhibe la agregación plaquetaria, pero con efectos vasodilatadores) en las células endoteliales de los vasos sanguáneos; este efecto es reversible. En cuanto el ácido acetilsalicálico se ha eliminado de la sangre, las células endoteliales nucleadas vuelven a sintetizar prostaciclina. Como resultado, una única dosis diaria baja de ácido acetilsalicálico (< 100 mg/dáa) inhibe el tromboxano A2 en las plaquetas sin alterar considerablemente la sántesis de prostaciclina.

El ácido acetilsalicálico también pertenece al grupo de antiinflamatorios no esteroideos acádicos con propiedades analgésicas, antipiréticas y antiinflamatorias. Su mecanismo de acción consiste en la inhibición irreversible de las enzimas de la ciclooxigenasa implicadas en la sántesis de la prostaglandina. En dosis altas, el ácido acetilsalicálico se utiliza para el tratamiento del dolor leve a moderado, de la elevación de temperatura corporal y para el tratamiento de enfermedades inflamatorias agudas y crónicas, como la artritis reumatoide.







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